Es parte del hombre, etc. Es decir, un hombre debe preparar en su corazón y alma lo que va a decir; pero después de todo, debe ser el Señor quien debe gobernar su lengua para hablar con el propósito. No es que podamos pensar en algo bueno sin la gracia de Dios: pero después de eso tenemos (con la gracia de Dios) pensado y preparado dentro de nuestras almas lo que diríamos; si Dios no gobierna nuestra lengua, no tendremos éxito en lo que hablamos.

(Challoner) --- Bien puso en nuestra boca lo que tenemos que decirles a los perseguidores, Lucas xxi. 14. A menudo nos hace pronunciar lo contrario de lo que pretendíamos, como lo hizo Balaam, Números xxiii. (Menochius) --- Las perspectivas más bonitas se pierden sin la bendición de Dios. Los enemigos de la gracia inferirían de este texto que el comienzo de la salvación depende del libre albedrío. Pero San Agustín (con. 2. epist. Pelag.

ii. 8.) los ha refutado sólidamente, y Salomón no quiere decir que el hombre actúa solo, cap. viii. 35., (Septuaginta) Juan xv. 5., y 2 Corintios iii. 5. "El hombre", dice San Agustín, "no hace nada bueno que Dios no le haga realizar". (Calmet) --- La Escritura no puede contradecirse. Se requiere una nueva gracia para ejecutar lo que Dios nos ha capacitado para idear, ver. 9. (Worthington)

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