Pero no como ofensa, también lo es el don o los beneficios que la humanidad recibe de su Redentor, Jesucristo. Porque aquí San Pablo muestra que las gracias que Cristo vino a otorgar a los hombres y ofrece a todos, son mucho mayores que los males que causó el pecado de un hombre, Adán. 1. Porque, si por la ofensa de aquel hombre, Adán, muchos, es decir, todos murieron por el pecado original que descendió de Adán, (quedando siempre exceptuada la Virgen Madre por un privilegio especial)mucho más la gracia de un hombre, Jesucristo, abundó para muchos, [3] la comparación no implica que más en número reciban la gracia de Cristo, de los que fueron contagiados con el pecado; sino que aquellos que reciben las gracias que se ofrecen a todos, reciben mayores beneficios que los daños causados ​​por el pecado de Adán.

Porque el juicio en verdad fue por uno para condenación, o para hacer a todos culpables de un solo pecado, es decir, del pecado original; y para otros pecados actuales, los hombres los cometieron por su propia voluntad; mientras que la gracia de Cristo justifica a los hombres de muchos pecados; es decir, también de todos los pecados que han cometido por su propia malicia. 2. Porque por ella, es decir, por laofensa de un hombre, la muerte reinó en el mundo, e hizo a todos los hombres sujetos a condenación; sin embargo, ahora, por la encarnación de Cristo, (que no habría sido si Adán no hubiera pecado) todos los que son justificados por la gracia de su Redentor, tienen a Cristo Dios y al hombre por cabeza: él se ha convertido en la cabeza de ese mismo místico cuerpo que es su Iglesia: están exaltados a la dignidad de ser hermanos de Cristo, Hijo de Dios; son hechos coherederos con él del reino de los cielos, y así, por la gracia de Cristo, tendrán una mayor dignidad en este mundo, y serán exaltados a un grado mayor y más eminente de gloria en el reino de su gloria por toda la eternidad. ; que ha dado ocasión a la Iglesia, en su liturgia, de gritar, por así decirlo, con un transporte de alegría: ¡Oh feliz falta, que nos ha procurado un Redentor tal y tan grande! Ver St. Juan Crisóstomo, [4] hom. X. (Witham)

[BIBLIOGRAFÍA]

Abundavit en plures; Griego eis tous pollous, en multos; de modo que no debe tomarse comparativamente por más, sino absolutamente por muchos, o por todos; porque todos aquí son muchos, como en otros lugares.

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