Y al que quiere, endurece. [3] Es decir, permite ser endurecido por su propia malicia, como se dice en varias ocasiones en el Éxodo, que Faraón endureció su corazón. Se dice que Dios, dice San Agustín, endurece el corazón de los hombres, no provocando su malicia, sino no dándoles el don gratuito de su gracia, por el cual se endurecen por su propia voluntad perversa. (Witham) --- No por ser la causa o el autor de su pecado, sino reteniendo su gracia y dejándolo en su pecado, en castigo por sus deméritos pasados. (Challoner)

[BIBLIOGRAFÍA]

Et quem vult indurat. &C. San Agustín, lib. de Gra. & Lib. Arb. Cap. 23. Deus induravit cor Pharaonis e ipse Pharao per Liberum Arbitrium. Quærimus meritum obdurationis & invenimus: merito namque peccati, universa massa damnata est: nec obdurat Deus impertiendo malitiam, sed non impertiendo misericordiam: .... quærimus autem meritum misericordiæ, nec invenimus: quia nullum est, ne gratia gratiscue donetur , sed meritis redditur. Obduratio Dei est, nolle miserere, etc. El faraón, dice San Juan Crisóstomo, era un recipiente de ira, pero el suyo era de él mismo; Griego: kai par eautou.

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