Césped. Esto aumenta su locura. A Dios a menudo se le llama la gloria de su pueblo. (Calmet) --- Oseas (x. 5.) llama desdeñosamente al becerro de oro, la gloria de Samaria. (Haydock) --- Esta idolatría era verdaderamente censurable, (Romanos i. 23.) y no la veneración que los católicos pagaban a las imágenes de Cristo, etc. (Worthington) --- Aquellos que pretenden que los hebreos pretendían adorar al Dios verdadero, y no al ídolo Apis, son claramente refutados aquí; se olvidaron de Dios, etc., Hechos vii. 40. (Berthier)

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