Y Ben-adad le dijo, aprovechándose del buen humor de Acab: Las ciudades que mi padre le quitó a tu padre, en una guerra de la que no tenemos registro, restauraré; y harás calles para ti en Damasco, como mi padre hizo en Samaria, secciones de la ciudad donde él podría abrir bazares y hacer negocios sin obstáculos, ofreciéndose así el libre comercio sin restricciones. Entonces Acab dijo: Te despediré con este pacto.

Entonces hizo un pacto con él y lo despidió. Su manera de actuar, al permitir que un tirano asesino y cruel se librara de él, se debía a la debilidad y la vanidad, y no estaba en absoluto de acuerdo con la voluntad de Dios.

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