Y Saúl, que carecía decididamente del valor divino necesario para las batallas de Jehová, dijo a David: No puedes ir contra este filisteo para pelear con él; porque tú eres un joven, un hombre joven y no versado en las artes de la guerra, y él un hombre de guerra desde su juventud, entrenado en el uso de las armas desde la primera infancia.

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