Tú a la verdad has herido a Edom, y tu corazón te ha enaltecido, se llenó de soberbia arrogancia. Gloria de esto, debería contentarse con la gloria que le había llegado a causa de su derrocamiento de los edomitas, y quedarse en casa: porque ¿por qué habrías de entrometerte en tu dolor, por qué arriesgarte a la desgracia con un ataque precipitado y sin causa, que ¿Caerás tú, y Judá contigo?

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