Hagamos una pequeña cámara, te ruego, en la pared, y pongamos allí para él una cama, una mesa, un taburete y un candelero; y sucederá que cuando venga a nosotros, se volverá allá. Lo que sugirió fue una cámara superior amurallada, construida sobre el techo fijo de la casa, a la que se podía llegar por una escalera exterior, con paredes que serían una protección contra todo tipo de clima.

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