Entonces un señor en cuya mano se apoyaba el rey, uno de su séquito, un ayudante, respondió al hombre de Dios y dijo: He aquí, si el Señor hiciera ventanas en los cielos, haciendo llover cebada y harina del cielo, ¿ podría esto cosa ser? No se trataba simplemente de una duda razonable, sino de un desprecio abierto y amargo, la burla y las bromas de la incredulidad. Y él, Eliseo, dijo: He aquí, lo verás con tus ojos, es decir, la baratura y la abundancia prometidas, pero no comerás de ellas, será castigado por su incredulidad. A continuación se relata la forma en que esto se llevó a cabo.

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