Y levanté de vuestros hijos por profetas, una distinción que evidentemente no habían apreciado, y de vuestros jóvenes por nazareos, siendo este también un favor especial que los israelitas habían despreciado. ¿No es así, hijos de Israel? dice el Señor. Ellos mismos, así desafiados, tendrían que admitir la veracidad de las acusaciones del Señor.

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