Tú, oh rey, viste, es decir, él contempló ante sus ojos, hizo que su diera se fijara en la visión, y he aquí una gran imagen, un estatuto en forma humana. Esta gran imagen, cuyo brillo era excelente, estaba delante de ti, frente a él, a la vista; y su forma era terrible, por sus proporciones colosales y su aspecto aterrador.

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