Y su poder será poderoso, pero no por su propio poder, más bien a causa de su astuto disimulo, con el permiso de Dios; y destruirá maravillosamente, de modo que los hombres se asombrarán de sus actividades a este respecto, y prosperará y practicará y destruirá al pueblo poderoso y santo, desahogando su rencor tanto contra los enemigos belicosos que se le oponen como sobre la congregación del pueblo. Los santos del Señor.

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