Cada uno dará lo que pueda, tanto como encuentre que pueda darse el lujo de dar, según la bendición del Señor, tu Dios, que Él te ha dado, en forma de ofrendas voluntarias. Tres puntos merecen ser notados aquí, a saber, que todos los hombres aparecieron en estas grandes fiestas, y que no dejaron a sus familias en casa si podían hacer arreglos para traerlos, que el regocijo fue por las maravillas del Señor, y que traían dádivas voluntarias, como el Señor los había prosperado. Estos tres puntos merecen ser tenidos en cuenta por todos los cristianos.

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