Y sucederá que así como el Señor se regocijó por ti para hacerte bien y multiplicarte, así también el Señor se regocijará por ti para destruirte y aniquilarte; y seréis arrebatados de la tierra adonde vais para poseerla. Así fue derribado el último apoyo del pueblo que sostenía una falsa confianza y una falsa concepción de la misericordia de Dios; porque la justicia y santidad de Dios exige el castigo de todos aquellos que desprecian las riquezas de su bondad y longanimidad.

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