Regresé y vi bajo el sol, en todo el mundo, en todas las circunstancias y condiciones de los hombres, que la carrera no es para los veloces ni la batalla para los fuertes, es decir, por su propia determinación y esfuerzo absoluto, ni todavía el pan para el sabio, cuya sabiduría se podría esperar que le proporcionara alimento en grandes cantidades, ni tampoco riquezas a los hombres entendidos, que supuestamente sabrían cómo adquirirlas, ni tampoco favor a los hombres hábiles, aunque uno podría esperar que un hombre de conocimiento la habilidad debe ser aclamada con aclamación; pero el tiempo y el azar les sucede a todos, todo el éxito del esfuerzo humano depende de circunstancias y poderes que escapan a su control, que, a su vez, están en manos de Dios.

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