Por tanto, hagamos ahora un pacto con nuestro Dios, obligándonos ante Dios con voto solemne, a repudiar a todas las esposas, por divorcio absoluto, y a los nacidos de ellas, los hijos de tales matrimonios mixtos, según el consejo de mi señor, y de los que tiemblan ante el mandamiento de nuestro Dios, la voluntad y los preceptos del Señor siendo interpretados por los líderes espirituales del pueblo; y que se haga de acuerdo con la Ley, más bien, "sucederá de acuerdo con la Ley", como explicaron Esdras y sus colegas.

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