En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dictó un decreto acerca de la casa de Dios en Jerusalén: Edifíquese la casa, el lugar donde ellos, los judíos, ofrecían sacrificios, y sus cimientos fuesen firmemente asentados. capaz de soportar la gran y pesada estructura que descansa sobre ellos; su altura sesenta codos y su anchura sesenta codos ; las medidas se han dado de manera general para que se ajusten a las del templo de Salomón,

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