Y cuando el pueblo vio que Moisés se demoraba en descender del monte, el texto implica que habían esperado su regreso en vano y, por lo tanto, concluyeron tontamente que los había abandonado, el pueblo se reunió con Aarón, no en el espíritu de congregación ordenada, pero de turba inclinada a la violencia, y le dijo: ¡Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros! Porque en cuanto a este Moisés, como ahora lo llaman con desprecio, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué ha sido de él. Habían renunciado a todas las esperanzas con respecto al liderazgo de Moisés y, por lo tanto, propusieron establecer sus propios dioses, modelados de acuerdo con las ideas de su mente pervertida.

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