Entonces una nube cubrió la Tienda de la Congregación, y la gloria del Señor llenó el Tabernáculo, cerrado a la mirada de los pecadores por la pantalla de la nube. De modo que Jehová mismo consagró el Santuario mediante esta manifestación de Su gloria en la nube sagrada, incluso antes de que fuera consagrado por el sacerdocio.

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