Pero si el impío, sin importar dónde o qué esté, o en qué relación tenga con los demás, se apartará de todos sus pecados que ha cometido, mediante un acto de verdadero arrepentimiento, y guardará todos Mis estatutos, en particular los dados a los hijos de Israel, y hagan el derecho y la justicia, lo que Dios espera que todos los hombres observen, como prueba y prueba de la fe de su corazón: de cierto vivirá, no morirá. Dios, en su gran misericordia, está dispuesto a tratar con él de acuerdo con su nueva obediencia, no de acuerdo con sus pecados anteriores.

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