Porque no me complazco en la muerte del que muere, víctima de perdición por su propia culpa, dice el Señor Dios; por tanto, vuélvanse y vivan. Todo pecador es víctima de la muerte espiritual, y esto eventualmente conducirá a la muerte eterna, a menos que se siga el camino del arrepentimiento por invitación urgente del Señor. La disponibilidad de la gracia divina es la característica sobresaliente del mensaje evangélico.

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