Porque has dicho: Estas dos naciones y estas dos tierras serán mías, a saber, Israel y Judá, y la poseeremos, aunque los habitantes de Edom sabían que Canaán había sido entregada en posesión a los hijos de Israel, mientras que el Señor estaba allí, Jehová era el verdadero Dueño de la Tierra Prometida y la tenía en fideicomiso para Sus propios hijos,

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