Y habitarán en la tierra que le di a Jacob, mi siervo, en la que habitaron vuestros padres, el texto que mira hacia la verdadera Canaán espiritual, de la cual lo terrenal no era más que una imagen y un símbolo tenues, cf. Hebreos 11:10 ; y habitarán en ella, ellos y sus hijos y los hijos de sus hijos, para siempre, quedando así claramente indicada la tierra con los cimientos eternos; y Mi Siervo David será su Príncipe para siempre, es decir, Cristo, el Mesías prometido.

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