Y él dijo: Oí tu voz en el jardín, y tuve miedo porque estaba desnudo; y me escondí. Miedo, conciencia de la desnudez, vergüenza: todos gritaron en voz alta la culpa de Adán. Aunque Eva había sido la primera en pecar, el Señor llamó a Adán, porque él, como vaso más fuerte, era más culpable que su esposa; sobre él descansaba la mayor responsabilidad. Era evidente que Adán sintió las consecuencias del pecado más que su culpa. El Señor procede a remediar este estado de cosas.

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