Y Jacob llamó el nombre del lugar Peniel (rostro de Dios); porque he visto a Dios cara a cara, y mi vida está salvada. Así que no fue solo una lucha corporal, sino también una lucha espiritual que Jacob se vio obligado a soportar. Pero resistió la prueba, perseveró hasta que recibió la bendición del Señor, hasta que vio el rostro de Dios vuelto hacia él en misericordia, hasta que su alma fue sanada de todo su temor y terror.

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