Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza. Fugitivo y vagabundo serás en la tierra. La criatura irracional sufre y gime a causa del pecado del hombre. La tierra se niega a dar una cosecha al asesino, por mucho que intente persuadirlo con la labranza más cuidadosa. Un sentimiento de temblor interior, de temblor, de inquietud, resultaría en la huida exterior de Caín, en un vagabundeo sin hogar y sin relaciones definidas. Hasta el día de hoy, esta es la marca del asesino, porque su conciencia no le dará descanso, sino que lo lleva de una ciudad a otra, de un país a otro.

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