Y he aquí, yo, yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en la cual está el aliento de vida, de debajo del cielo; y todo lo que hay en la tierra morirá. El anuncio es muy definido: traeré el diluvio de aguas sobre (o sobre) la tierra. Ese es el castigo que el Señor había tenido en mente todo el tiempo, y esto está a punto de realizarse en ese diluvio universal. El resultado sería la destrucción de toda carne en la que está el aliento de vida, de todos los seres que respiran con pulmones: todos esos seres tendrían que entregar su espíritu.

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