Las ciudades de Aroer, las dos ciudades de este nombre en el campo al este del Jordán, con las ciudades bajo su jurisdicción, son abandonadas; Serán para los rebaños, un prado que alumbrará el alba, y nadie los atemorizará, no habiendo nadie allí que los ahuyente. La profecía ahora se extiende para incluir el reino del norte.

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