Haré montañas y colinas desoladas, destruyendo así a los enemigos, y secaré todas sus hierbas, como acto preliminar de la aniquilación final; y convertiré los ríos en islas, y secaré los estanques, haciendo inhabitable su tierra. El Juicio final del mundo siempre está incluido en profecías como la que se da aquí, donde se esboza un acto del castigo preliminar. Pero mientras los enemigos sienten la ira del Señor, los creyentes sienten las riquezas de Su bendición.

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