Estaba enojado con mi pueblo, por lo que el Señor explica el cautiverio en Babilonia, que en la presente también está profetizado, he contaminado mi heredad, quitando la consagración que Israel poseía como su pueblo, y la entregué en tu mano, fue un acto de el castigo del Señor, no una cuestión de la fuerza de Babilonia. No les mostraste misericordia, tratando a los judíos exiliados con la mayor crueldad; sobre el anciano has puesto tu yugo muy pesadamente, sin perdonar ni siquiera a los ancianos, sino sometiéndolos a las indignidades con los demás.

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