Entonces dirás en tu corazón, con gozoso asombro: ¿Quién me ha engendrado estos, habiendo perdido a mis hijos, antes y durante la cautividad de Babilonia, y estoy desolado, cautivo y yendo de un lado a otro? Sion no tuvo hijos ni fue fructífera, rechazada por su Señor y abandonada al borde del camino; pensó que había sido completamente abandonada. ¿Y quién los crió? los niños que ahora vienen con la demanda de que se les dé suficiente espacio para esparcirse por la tierra.

Y una vez más suena su pregunta sorprendida: He aquí, me quedé solo; estos, donde habian estado? La Iglesia no puede captar la misericordia del Señor tal como se revela en esta rica bendición. El Señor da ahora una respuesta muy solemne:

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