Entonces el Señor me dijo: Proclama todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, en un viaje por todo el país, pero especialmente en la ciudad capital, diciendo: Oíd las palabras de este pacto, del La ley tal como fue proclamada originalmente y aún permaneció en vigor, y hazlas, porque no es una mera audiencia externa de Su Palabra lo que satisface al Señor, sino sólo la aceptación de la fe y la consecuente realización de Su voluntad.

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