Por tanto, todos los que te devoran serán devorados, y todos tus adversarios, cada uno de ellos, irá al cautiverio; la suerte de los judíos oprimidos los hirió en toda su extensión; y los que te despojarán serán despojos, y todos los que te atacan los daré por presa, para que a su vez sean saqueados. Los enemigos eran, en verdad, los instrumentos para llevar a cabo el castigo de Dios sobre su pueblo, pero al mismo tiempo eran culpables ante él y estaban destinados a sufrir en consecuencia.

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