Porque este es el día del Señor, Dios de los ejércitos, el gran Comandante de los ejércitos celestiales, un día de venganza, para que Él pueda vengarlo de sus adversarios, los egipcios que pertenecen a esta clase, no solo por la muerte de Josías y el posterior humillación de Judá, pero desde la antigüedad; y la espada devorará, y se saciará, se llenará hasta saciarse y se embriagará con su sangre; porque el Señor Dios de los ejércitos tiene un sacrificio en la tierra del norte junto al río Éufrates, porque la matanza de los egipcios en Carquemis sería como una ofrenda hecha para satisfacer su justa ira. Por tanto, el Señor se dirige a Egipto en una enfática predicción final del mal.

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