Su voz, de la hija de Egipto, irá como una serpiente, silbando desde su matorral cuando oye que alguien se acerca; porque marcharán con un ejército y vendrán contra ella con hachas, como cortadores de leña. A medida que el bosque humano de Egipto fuera talado, ella huiría con un ruido como el del susurro de las hojas, silbando débilmente su protesta, pero sin poder de manera efectiva para resentirse.

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