Y los hijos de José, las tribus de Efraín y Manasés, hablaron a Josué, diciendo: ¿Por qué me has dado una sola suerte y una porción para heredar, porque las dos tribus habían sido tratadas como una sola en la división de la tierra al oeste de Jordán, ¿soy un pueblo grande, por cuanto el Señor me ha bendecido hasta ahora? Tan grande había sido la bendición de Jehová, ese es su argumento, hasta este momento, que se habían convertido en un pueblo numeroso y necesitaban más espacio.

Pero su objeción no fue bien recibida, porque no solo las dos tribus juntas eran menos numerosas que Judá o Dan, sino que el territorio que se les asignó también era inmensamente fértil, y las mesetas y los valles de esta sección de Canaán eran insuperables a este respecto.

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