No podrá comer nada de lo que provenga de la vid, ni siquiera los zarcillos y las hojas, ni beberá vino ni sidra, ni comerá cosa inmunda; Todo lo que le ordené que lo observara, la responsabilidad recaía naturalmente en la madre, porque una consagración santa y pura debía descansar sobre aquel a quien ella iba a dar a luz.

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