pero me dijo: He aquí, concebirás y darás a luz un hijo; y ahora no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda; porque el niño será nazareo para Dios desde el vientre hasta el día de su muerte. Como hombre apartado a Dios por voto, consagrado a su servicio, el hijo que iba a nacer debía vivir toda su vida. Los hijos de padres cristianos también están consagrados al Señor, incluso antes de su nacimiento, y deben dedicar toda su vida a su servicio.

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