Y cuando ellos contaron toda la historia concerniente a la elección de Abimelec en Jotam, él fue y se paró en la cima del monte Gerizim, con vista a Siquem desde el sur, y alzó su voz, y gritó y les dijo: Escuchen yo, varones de Siquem, para que Dios os escuche, un llamado a la manera de los profetas. Ahora sigue su parábola.

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