Y la pechuga mecida y la paleta comeréis en lugar limpio; tú y tus hijos y tus hijas contigo; porque son tu derecho y el derecho de tus hijos, que se dan de los sacrificios de las ofrendas de paz de los hijos de Israel. Esta era la porción reservada para los sacerdotes y sus familias, honorarios o emolumentos, una parte del salario, y esta comida sagrada se podía comer fuera de la corte, en algún lugar limpio.

No maldecirás al sordo, ya que el pobre no podrá oír las maldiciones ni defenderse, ni pondrás tropiezo al ciego que lo haga caer, una forma de broma pesada decididamente mal concebida, pero deberás Teme a tu Dios, que oye y ve, y vengará el mal a su debido tiempo. Yo soy el Señor.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad