Habla a los hijos de Israel, diciendo: Si un alma peca por ignorancia, en una ofensa involuntaria, contra cualquiera de los mandamientos del Señor acerca de cosas que no se deben hacer, y contra cualquiera de ellos hace; (Los sacrificios enumerados hasta ahora eran ofrendas voluntarias y podían llevarse incluso cuando no había una ocasión específica, siempre que el corazón del individuo lo impulsara a buscar la comunión del Señor en el sacrificio, la oración y la comida sacrificial; pero hubo momentos y ocasiones en las que debían realizarse ciertos sacrificios, como cuando se había producido una transgresión involuntaria.

Esto incluía todos los pecados de debilidad, no solo los que se habían cometido por ignorancia, prisa y negligencia, sino también aquellos en los que la debilidad de la carne había vencido la buena intención del creyente);

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