Ofrecéis pan contaminado sobre mi altar, en relación con algunas de las ofrendas que se traen al Señor; y decís: ¿En qué te contaminamos? En eso decís: La mesa del Señor es despreciable, su práctica de ofrecer sacrificios que fueron expresamente prohibidos por Dios y su manera en la administración completa de su obra es un insulto a la santidad de Jehová. Cf Levítico 22; 22.

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