¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos ha creado un solo Dios? Estas preguntas, con la declaración que contienen, el profeta las coloca al principio de su discusión, para recordar a los judíos que todavía eran, en un sentido peculiar, el pueblo del Señor y que debían mantenerse sin mancha de los gentiles. ¿Por qué tratamos traidoramente, sin fe, cada uno contra su hermano, profanando el pacto de nuestros padres? La acción de parte del pueblo que el profeta consideró necesario censurar fue una violación de la relación mantenida con Jehová como Padre común y como Autor del pacto que gobernó toda su vida.

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