Parábola de la levadura: Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó leudado.

Un trozo muy pequeño de levadura, si se pone a harina o sémola, en las condiciones adecuadas, impartirá rápidamente sus propiedades a toda la masa. Jesús toma a propósito una gran cantidad, tres satones o seahs equivalen a unas sesenta pintas. La levadura puede quedar oculta por el proceso de amasado, pero no pasará mucho tiempo antes de que su fuerza se haga evidente y toda la masa esté fermentada.

Así, la Palabra de Dios, que edifica el Reino, ejerce también su poder fermentador tanto en el caso de los individuos como en el de comunidades y naciones enteras. Tiene la fuerza inherente para cambiar y renovar el corazón y la vida de los hombres y prepararlos cada vez más a fondo para ser verdaderos miembros del reino de Dios.

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