Los ayes de la hipocresía de los fariseos.

El primer ay: ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos a los hombres; porque ni vosotros mismos entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando.

Este pasaje de denuncias no representa una mera opinión de Jesús, sino que es el juicio del Santo de Dios sobre las personas que estaban haciendo de toda religión una burla y una simulación. El "¡Ay!" significa el fuego eterno del infierno; ese será su castigo, como dice Lutero. En su hipocresía, su actuación, han llegado a un punto en el que se están engañando a sí mismos y a los demás. Pretenden, con gran muestra de celo, estar abriendo las puertas del cielo a sus semejantes, enseñándoles el camino de la justicia propia, la salvación por las obras.

Pero al hacerlo, en realidad les cierran las puertas o las puertas del cielo en la cara. Pensaron que estaban seguros del cielo y que tenían que entrar cuando quisieran, pero solo se engañaron a sí mismos y ahora están engañando a otros y evitando que entren.

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