Haced, por tanto, frutos dignos de arrepentimiento.

Un cambio completo de corazón debe preceder a la realización de obras verdaderamente buenas, que estén a la altura de la norma de un arrepentimiento honesto, conforme a una verdadera enmienda de vida. Juan insiste en que produzcan evidencia adecuada, adecuada y suficiente de un verdadero arrepentimiento, frutos de un sabor divino, antes de que pueda consentir en administrarles el Bautismo. Y su advertencia adicional es particularmente apropiada en el caso de los fariseos:

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