Luego fui a la Puerta de la Fuente, frente al estanque de Siloé, donde el antiguo muro giraba hacia el norte desde su esquina sureste, y al Estanque del Rey, el mismo Siloé; pero no había lugar para que pasara la bestia que estaba debajo de mí, montones de piedras rotas y basura por todas partes eran tan altos que su mula no podía elegir un camino.

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