que pueden salir antes que ellos, y que pueden entrar antes que ellos, tanto cuando parten de un campamento como cuando acamparon en un lugar nuevo, en todas las marchas y jornadas que todavía tenían por delante y que pueden conducirlos fuera, y que pueda traerlos dentro; para que la congregación del Señor no sea como ovejas sin pastor. Hasta el último, el amor de Moisés lo impulsó a mirar a los hijos de Israel con tierna preocupación, como todo pastor siente por el pueblo confiado a su cuidado espiritual.

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