y le impuso las manos y le dio una orden, como el Señor lo había mandado por mano de Moisés. Esa fue la instalación formal y la inducción de Joshua a los deberes de su alto cargo. Aunque no tenemos ningún mandato de Dios en ese sentido, también instalamos a los oficiales de la iglesia con la debida solemnidad, a fin de recordarles la gran responsabilidad que recae sobre ellos.

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