Y Moisés y el sacerdote Eleazar tomaron el oro de los capitanes de millares y de centenares, y lo llevaron al tabernáculo de reunión, al tesoro del santuario, como memorial para los hijos de Israel delante de Jehová. Le agrada al Señor, incluso ahora, que los creyentes, por manifestaciones especiales de la bondad y misericordia de Dios, muestren su aprecio en dones especiales de gratitud por la obra del Señor.

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